Dignidad en el trabajo: Qué significa y por qué va a ser cada vez más importante
Mientras que el siglo XX trajo promesas de cambios radicales, tanto desde la derecha como desde la izquierda del espectro político, que abarcaban al conjunto de la sociedad, en nuestra época les activistas están enfocades en temáticas específicas para las cuales impulsan la implementación de diversas reformas. Así, asuntos tales como el cuidado del medio ambiente, los derechos de las minorías o la protección de las especies en extinción convocan a personas que se comprometen con estas causas y proponen, a veces con éxito, la introducción de leyes y normas acordes con sus objetivos.
En ese contexto de grupos de interés movilizados, tuvo especial repercusión a nivel mundial la llamada “ola verde”, que fue encabezada por mujeres, pidió la legalización del aborto, y llamó la atención sobre situaciones de inequidad en los ámbitos familiar, laboral y cultural. Si bien los reclamos feministas han tocado ciertos aspectos propios de los lugares de trabajo, aún queda mucho por decir al respecto, dado que hay cuestiones que son comunes a mujeres y hombres y que no se agotan en la necesaria equiparación de salarios y derechos entre elles.
Asimetría de poder
Un primer concepto a tener en cuenta para comprender la dinámica de los lugares de trabajo es la asimetría de poder. Se trata de una noción que ha sido por lo general ignorada al analizar las relaciones laborales, pues se suele partir de la premisa de que dos partes que entablan una negociación están siempre en igualdad de condiciones. Sin embargo, una mirada más atenta a cómo se alcanzan los acuerdos en la práctica revela que las personas con mayor jerarquía dentro de una organización corren con una ventaja considerable a la hora de defender sus posturas o pedir concesiones.
Por ejemplo, cuando une directore o une gerente solicita la realización de una tarea no habitual, es dificultoso negarse y, en caso de hacerlo, es necesario no solo dar una justificación convincente sino contar además con la comprensión de le solicitante. A su vez, le directore o gerente puede suspender o postergar un proyecto sin más trámite y, en esas circunstancias, un pedido de explicaciones debe fundamentarse lo suficiente como para que le interpelade acceda a responder. Algo análogo sucede a la hora de negociar los días de vacaciones o los aumentos de salario. En ambos casos, quien tiene más poder necesita menos motivos y argumentos, y quien tiene menos poder debe esmerarse para lograr persuadir a la otra parte.
Algo se está gestando
La citada asimetría de poder, que con cierta frecuencia incluye alguna forma de maltrato más o menos explícita, está empezando a ser cuestionada. Tal como está sucediendo en otras áreas de la vida social, las jóvenes generaciones, que empiezan a crecer en número dentro de las organizaciones, están menos dispuestas que sus mayores a dar por sentado cómo deben comportarse. Se trata de un movimiento incipiente, que dista aún de ser generalizado, pero que empieza a manifestar la adhesión a códigos de conducta que pertenecen a un paradigma novedoso y todavía inexplorado.
Lo que estes jóvenes están reclamando, en ocasiones de manera intuitiva, es que se los considere como parte de un proyecto y que se les permita tener voz. No se trata de cuestionamientos a la autoridad, que serían en definitivas cuentas fáciles de afrontar, sino de exigencias de sentido, de pertenencia y de participación. Lo que piden, casi siempre caso por caso y sin contar aún con un desarrollo teórico o filosófico completo, es que la misión de la organización sea valiosa y que se les respete su dignidad como trabajadores dentro de ella.
Dignidad: un concepto clave
Dentro de ese panorama de gestación de un nuevo paradigma dentro de las relaciones laborales, resulta indispensable comprender qué significa la dignidad en el trabajo, un término poco usado hasta hace unos años por los profesionales de Recursos Humanos y que empieza a tener vigencia y a necesitar, en consecuencia, una definición precisa.
Una manera sencilla y eficaz de definir la dignidad en el trabajo consiste en tener en cuenta dos listas: una referida a las conductas que atentan contra ella, y la otra a las actitudes que la garantizan. Integran la primera lista las siguientes situaciones:
– Presionar para obtener resultados dejando de lado las necesidades de las personas. Sucede, por ejemplo, cuando se hacen pedidos fuera del horario de trabajo o se exige de manera inconsulta la realización de horas extras para llegar a una entrega, o se suprimen, por el motivo que sea, vacaciones ya acordadas.
– Abuso de poder. Tiene muchas formas, algunas de ellas menos evidentes que otras, aunque igualmente nocivas. Entre las menos evidentes están dar importancia a la propia vida personal y no prestar ninguna atención a la de las personas subordinadas, no cumplir los horarios y exigir ese cumplimiento a los demás, hacer chistes poco amables, y descalificar sutilmente a quien opina distinto.
– Micromanagement. Consiste en supervisar a las personas a quienes se les encarga una tarea hasta en el más mínimo detalle. Se complementa con hacer correcciones por cuestiones de gusto, en última instancia innecesarias. Pone en evidencia falta de confianza y desprecio por la capacidad de les otres.
Por otra parte, las garantías a la dignidad provienen de estas actitudes:
– Valoración y trato respetuoso. Valorar los aportes y tratar a les subordinades con un respeto escrupuloso construye confianza y promueve la participación.
– Fundamentación y explicación. Compartir el sentido y la dirección que está tomando la organización en reuniones individuales y grupales fortalece la pertenencia. Explicar el por qué y el para qué de lo que se hace nutre, además, la toma de decisiones individuales.
– Autonomía. Aceptar las características de cada persona y darle autonomía para que pueda expresarlas en su producción diaria es un requisito básico para reconocer su dignidad. A su vez, es una condición necesaria para que pueda ofrecer todo su potencial a la organización.
Una lectura superficial de estas líneas puede llevar a pensar que solo se refieren a la evolución de los derechos laborales. Conviene tener presente que el aporte de valor que hacen hoy les trabajadores del conocimiento es cada vez mayor y que en la competencia con otras organizaciones, prevalecerán quienes logren construir los equipos más talentosos y comprometidos.
Referencias
Kyriaki Fousiani, “Power Asymmetry, Negotiation and Conflict Management in Organizations”, IntechOpen, 28/10/2020, disponible en https://www.intechopen.com/online-first/74603 (consulta 08/10/2021).
Tim Baker, “Why dignity in the workplace is so important”, HRM, 10/08/2017, disponible en https://www.hrmonline.com.au/performance/dignity-workplace-important/ (consulta 08/100000000/2021).
Monique Valcour, “The Power of Dignity at Work”, Medium, 12/02/2018, disponible en https://moniquevalcour.medium.com/imagine-that-youve-been-working-in-your-job-for-a-while-4cdb52273c0f (consulta 08/10/2021).
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